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TEA

Definición y causas del TEA

Los Trastornos del Espectro del Autismo, se definen como una disfunción neurológica crónica con fuerte base genética que desde edades tempranas se manifiesta en una serie de síntomas relacionados con la interacción social, la comunicación y la falta de flexibilidad en el razonamiento y comportamientos. El grado de gravedad, forma y edad de aparición de cada uno de los criterios va a variar de un individuo a otro, definiendo cada una de las categorías diagnósticas. 

Se acepta que “el autismo es el trastorno más genético de los síndromes neuropsiquiátricos” y que es, primordialmente, la consecuencia de la alteración de un conjunto de genes interdependientes, distribuidos en distintos puntos del genoma.

Manifestaciones clínicas en varios aspectos de las siguientes áreas:

Interacción social

Comunicación

Repertorio restringido de intereses y comportamientos

Las manifestaciones del trastorno suelen ponerse de manifiesto en los primeros años de vida y variarán en función del desarrollo y la edad cronológica de los niños.

La sintomatología del TEA, recogida en la clasificación DSM-5, es:

Deficiencias persistentes y clínicamente significativas en la comunicación e interacción social que se presentan en distintos contextos, ya sea actualmente o en el pasado
  • Déficits en la reciprocidad socioemocional
  • Déficits en las conductas comunicativas no verbales
  • Déficits para desarrollar, mantener y comprender las relaciones sociales
Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses y actividades
  • Movimientos motores, uso de objetos o habla estereotipada o repetitiva
  • Insistencia en la monotonía adherencia inflexible a las rutinas o patrones de comportamiento ritualizado
  • Intereses restringidos y fijos
  • Hiper o hipo reactividad sensorial o interés sensorial inusual por aspectos del entorno

A pesar de las clasificaciones, ninguna persona que presenta un TEA es igual a otro en cuanto a características observables y se trata, por lo tanto, de una condición muy heterogénea, dando lugar a individuos únicos con sus dificultades y fortalezas.

Algunas de las dificultades más comúnmente encontradas en el día a día de las personas con TEA son:

Dificultades en el sueño, con complicaciones a la hora de conciliar el sueño, por sus dificultades a la hora de relajarse y prepararse para dormir, así como para regularlo, con despertares frecuentes durante la noche o con menor necesidad de horas de dormir.

Dificultades ante situaciones sociales, pudiéndose producir ansiedad o retraimiento social, por sus déficits en la comprensión. Ante estas situaciones pueden recurrir a estrategias para autoregularse como balancearse, aletear con las manos o los brazos, morder partes de la ropa…

Dificultades con la comida, producidas por las propias dificultades sensoriales, mostrando rechazo hacia algunos alimentos por su presentación o textura, lo que a menudo les lleva al consumo de una pobre variedad de alimentos.

Dificultades en el autocuidado, como ante el cepillado de dientes por la dificultad en la motricidad fina o la hipersensibilidad ante el dentífrico por ejemplo, la resistencia a ducharse por la temperatura del agua o la sensación del jabón o las dificultades ante la vestimenta por la sensibilidad ante determinados tejidos.

Dificultades en el comportamiento. A veces ante temas o actividades que no han sido elegidos por ellos mismos pueden presentar comportamiento desatento o ansiedad. Otros responden a los cambios o frustraciones con conductas alteradas o agresividad.

Dificultades en la toma de decisiones. Por su rigidez cognitiva y su dificultad para flexibilizar su pensamiento es a menudo dicotómico (o es blanco o es negro sin valorar la existencia de los grises).

Dificultades emocionales presentado déficits a la hora de identificar y expresar emociones o sentimientos o a la hora de entender las sutilezas en la comunicación afectiva, lo que los lleva a un alto grado de ingenuidad. Presentan también una baja tolerancia a la frustración, respondiendo con una elevada irritabilidad o de forma desregulada.

Dificultades en la coordinación motora y en motricidad en general tanto gruesa como fina.

Causas

La complejidad de manifestaciones clínicas sugiere una etiología multicausal. Los avances más recientes indican la importancia de los factores genéticos y de algunos posibles factores ambientales que dan lugar a alteraciones cerebrales muy tempranas.

Se acepta que “el autismo es el trastorno más genético de los síndromes neuropsiquiátricos” y que es, primordialmente, la consecuencia de la alteración de un conjunto de genes interdependientes, distribuidos en distintos puntos del genoma.

Actualmente sabemos que en el 25% de los casos de TEA estos se encuentran relacionados con alteraciones genéticas conocidas, pero aún tenemos un 75% con causas multifactoriales desconocidas, con factores ambientales capaces de modificar la expresión genética (lo que denominamos epigenética).

¿Puede mi hijo o alumnno tener TEA?

Interacción social alterada

En bebés el contacto visual, las expresiones y/o los gestos son limitados, lo que se traduce a veces en una especie de sordera selectiva ya que no suelen reaccionar cuando se les llama por su nombre.

En niños pequeños se observa falta de interés en ser ayudados, falta de habilidad para iniciar o participar en juegos con otros niños o adultos, preferencia por juegos en solitario y repetitivos así como respuesta inapropiada en las relaciones sociales formales.

Comunicación verbal y no-verbal alteradas

No usan el lenguaje verbal y/o corporal como comunicación funcional, incluso puede no darse nunca el habla en los casos más graves. Algunos niños inician el desarrollo del lenguaje en el primer año de vida pero pueden sufrir una regresión a partir del segundo año y perderlo. Otros en cambio sufren retrasos generalizados en todos los aspectos del lenguaje y de la comunicación.

Cuando el lenguaje está presente existe alteración importante de la capacidad para iniciar o mantener una conversación, pudiendo confundir los pronombres personales (pueden referirse a ellos mismos en segunda o tercera persona), producir ecolalia (repetición verbal de palabras o frases) y anormalidades en la prosodia. Utilizan a menudo un lenguaje estereotipado.

Comportamientos estereotipados y repetitivos

Se observan preocupaciones absorbentes por uno o más patrones estereotipados y restrictivos de interés que resultan anormales en su intensidad o en su contenido. Es común la insistencia exagerada en una misma actividad, rutinas o rituales específicos con escasa tolerancia a los cambios de dichas rutinas. Suelen adquirir manierismos motores estereotipados y repetitivos como sacudir o girar las manos o dedos, o movimientos complejos con todo el cuerpo.

Respuesta inusual a los estímulos

Podemos observar una percepción selectiva de determinados sonidos que se traduce en no responder a voces humanas o a su propio nombre y en cambio ser extremadamente sensibles a ciertos sonidos, incluso considerados suaves o no percibidos para la mayoría. De igual forma ocurre con determinados estímulos visuales, táctiles, de olor o sabor. Esto se traduce a veces en trastornos de la alimentación por su preferencia o rechazo a determinados sabores o texturas, o rechazo a determinadas prendas de vestir por el color y tacto. A veces puede producirse también una disfunción grave de la sensación del dolor lo que puede enmascarar problemas médicos como fracturas.

Trastornos del comportamiento

A veces muestran dificultad para centrar la atención en temas o actividades no elegidos por ellos mismos. Algunos niños son considerados hiperactivos o con déficit de atención, llegando incluso a niveles significativos de ansiedad. Otros responden a cambios o frustraciones con agresividad.

Habilidades especiales

Algunos niños pueden mostrar habilidades especiales en áreas concretas sensoriales, de memoria, cálculo, y otras, que pueden hacer que destaquen en temas como, por ejemplo, música, arte o matemáticas.

Diagnóstico

Se recomienda evaluar al niño mediante observación y entrevista clínica con los padres, además de obtener información escolar y de habilidades sociales.

El diagnóstico del TEA se basa en la observación directa de las conductas, ya que no hay marcadores biológicos específicos.

Los niños con TEA pueden tener otras afecciones como metabolopatías, intoxicaciones, infecciones, epilepsia, problemas motores, alteraciones sensoriales, hiperactividad, insomnio y trastornos de salud mental como TDAH, trastorno obsesivo-compulsivo, ansiedad y depresión.

¿Qué ofrece Fundación Adana?

La Fundación Adana ofrece evaluaciones y terapias personalizadas para niños con TEA, con un equipo especializado. Cada paciente tiene un profesional asignado que lo guía, y las familias reciben apoyo y recursos supervisados.

Tras la sospecha de Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) el motivo de consulta de los padres en muchas ocasiones está relacionado con el lenguaje o el habla. Éstos, además de observar en su hijo un lenguaje menos desarrollado en comparación con otros niños de la misma edad pueden estar preocupados al ver que no responde a su nombre o incluso no usa palabras para comunicarse. También pueden estar preocupados al observar algunos de sus comportamientos o reacciones ante situaciones cuotidianas.

En general, los padres en la consulta del pediatra describen muy bien, a través de ejemplos, algunos comportamientos y como éstos afectan en la vida diaria del niño y la familia. Desde la atención primaria el pediatra podrá hacer una primera valoración (cada vez más se disponen de herramientas de cribado para el autismo incluso antes de los dos años) para decidir si conviene que la familia con el niño acuda a un centro especializado para llevar a cabo un diagnóstico especializado. Hoy en día se considera que entre los 18 y los 24 meses ya se puede establecer un diagnóstico fiable, aunque sabemos que la edad media de este suele ser más tardía, entre los 8 y los 9 años.

 

La detección precoz del Trastorno del Espectro Autista (TEA) es crucial, pues la respuesta al tratamiento será más efectiva si este lo iniciamos a una edad temprana.

Este inicio precoz de la intervención llevará a un mejor desarrollo social del niño, a una reducción del estrés tanto para el niño como para el resto de la familia, a poder poner apoyos y medidas para una educación adaptada y a la prevención de problemas asociados comúnmente al TEA, como ansiedad, depresión o problemas de comportamiento.

El proceso de evaluación del TEA no es sencillo y debe llevarse a cabo por profesionales con formación y experiencia en autismo. El diagnóstico formará parte de un proceso multidisciplinar, donde participarán diferentes profesionales, multimodal, es decir haciendo uso de diferentes procedimientos y herramientas, y global o multidimensional o sea recogiendo la información de las diferentes dimensiones que envuelven al niño y su familia.

En todos los casos de TEA el diagnóstico parte de la observación directa de la clínica o sintomatología que presenta el niño. Aunque no existe ningún marcador biológico especifico ni prueba que nos sirva de herramienta diagnóstica del autismo, sí disponemos de instrumentos de evaluación, que, aunque no se consideran pruebas diagnósticas en sí, son muy útiles para valorar la sintomatología del TEA (como el ADOS o ADI_R). Estas herramientas, que ayudan al diagnóstico, sólo podrán ser administradas e interpretadas por profesionales preparados para ello. Cabe señalar también que estos instrumentos no pueden pasarse de forma aislada, siempre deberán ir acompañados de una evaluación más exhaustiva donde se recoja también el perfil del neuropsicológico y del desarrollo del niño.

El diagnóstico en Fundación Adana

Desde Fundación Adana un grupo multidisciplinar de profesionales expertos en TEA, y con una formación específica acreditada, es el encargado de llevar a cabo el proceso diagnóstico completo.

En Adana una vez finalizado el proceso de evaluación, y confirmado o no el diagnóstico, las familias reciben un Plan Terapéutico Individualizado (PTI) que recoge de forma detallada el perfil de cada niño o joven (con sus habilidades o estilos de aprendizaje, habilidades de comunicación y sociabilización, su salud emocional, etc.) y acompañado siempre de la propuesta terapéutica que se considera más apropiada para él.

Aunque en Adana se trabaja de forma global  y multidisciplinar, cada paciente y su familia dispone de su profesional de referencia que le acompañará durante todo el proceso, desde el momento de inicio del proceso de evaluación, con el diseño del Plan Terapéutico Individualizado (PTI) hasta el seguimiento durante todo el tratamiento.

En la misma fundación las familias disponen de las intervenciones y de los recursos necesarios para llevar a cabo el PTI, siempre acompañados, asesorados y supervisados por su profesional de referencia. En la misma fundación, los niños y sus familias podrán acceder al tratamiento psicológico individual o a través de actividades grupales, a la intervención familiar, a aquella recomendada en las escuelas, a tratamiento psiquiátrico, si se considera, a actividades de ocio y tiempo libre…

*Información extraída del DSM-5 (  www.dsm5.org ), Guia NICE, ESCAP y de la Guía de Práctica Clínica para el Manejo de Pacientes con TEA en Atención Primaria. Plan de calidad del Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad y Política Social. Unidad de Tecnología Sanitarias. Agencia Laín Entralgo; 2009. Guías de Práctica Clínica en el SNS: UETS Nº 2007/5-3. Acceso a la guía completa:
http://www.guiasalud.es/GPC/GPC_462_Autismo_Lain_Entr_compl.pdf

En Fundación Adana también disponemos de profesionales expertos en el diagnóstico y tratamiento del TEA en la edad adulta, así como llevamos a cabo actividades específicas dirigidas por ejemplo, a mujeres con este trastorno.

Tratamiento que ofrece Fundación Adana a los niños y jóvenes con TEA

El objetivo principal del tratamiento deberá ir encaminado a mejorar la calidad de vida del niño, ayudándole a desarrollar su máximo potencial y facilitando su integración social. Es esencial trabajar de cerca con un equipo de profesionales y ajustar el tratamiento a medida que el niño crece y cambia.

Es importante que cualquier intervención dirigida a la mejora del niño con TEA esté dirigida y coordinada por un profesional que tenga experiencia en el tratamiento de niños con estas características y que se adapte a las

Es importante que cualquier intervención dirigida a la mejora del niño con TEA esté dirigida y coordinada por un profesional que tenga experiencia en el tratamiento de niños con estas características y que se adapte a las características individuales de cada uno, prestando atención no solo a los síntomas relacionados con el TEA sino también a la salud física y mental del niño.

El tratamiento del TEA suele incluir:

Terapia Cognitivo-Conductual para manejar la conducta, la ansiedad, la depresión y otros problemas emocionales que a menudo acompañan al TEA

Entrenamiento en habilidades sociales para interactuar con otros de manera más efectiva, interpretar señales sociales y entender las normas sociales.

Entrenamiento en habilidades comunicativas y del lenguaje: para mejorar tanto la comunicación verbal como no verbal.

Entrenamiento familiar en herramientas y estrategias para manejar la sintomatología y ser de apoyo a sus hijos en el día a día

Terapia ocupacional para la mejora de habilidades motoras y sensoriales

Intervención educativa con programas educativos individualizados en la escuela

Tratamiento farmacológico para el manejo de síntomas asociados como la ansiedad, hiperactividad, depresión…

El tratamiento en Fundación Adana

En Adana una vez se ha llevado a cabo una valoración exhaustiva de cada caso las familias reciben un Plan Terapéutico Individualizado (PTI) que recoge de forma detallada el perfil del niño o joven (con sus habilidades o estilos de aprendizaje, habilidades de comunicación y sociabilización, su salud emocional, etc) y la propuesta terapéutica que se considera más apropiada para él.

Desde Fundación Adana se ofrece un tratamiento multidisciplinar y multimodal de la mano de profesionales expertos que, adaptándose a cada caso en particular, puede incluir:

Algunos Tips para ayudar a los alumnos con TEA

Las siguientes estrategias, extraídas del libro “Tips & tricks para maestros” de Fundación Adana, no son universales para todos los alumnos con TEA, con lo que será imprescindible hacer una buena evaluación de cada alumno para poder personalizar las medidas o soportes.

Ofrecer la información al alumno con TEA a través del canal visual.

Para ayudar a los alumnos con diagnóstico de TEA y favorecer su aprendizaje en el ámbito escolar, es imprescindible conocer su estilo de aprendizaje. En este caso, se considera que las personas con TEA son pensadores visuales, hecho que implica que su procesamiento de la información, síntesis, interpretación e integración mejore cuando se recibe a través del canal visual. Por este motivo, y teniendo en cuenta que gran parte de la formación académica se recibe a través del canal auditivo, el profesorado a menudo detecta dificultades en la comprensión oral, y gran fatiga y cansancio a medida que se va avanzando en la jornada escolar.

Los soportes visuales pueden ser pictogramas, fotografías, objetos, palabras escritas en la pi¬zarra o cualquier otro estímulo que se pueda procesar a través del canal visual.
Con el uso de los soportes visuales en el entor¬no escolar, favoreceremos:

  • Una mejor comprensión de la información.
  • La predictibilidad, ayudando así a los alumnos con TEA a reducir la ansiedad y las conductas problemáticas.
  • La estabilidad, ya que a diferencia de la información que entra a través del canal auditivo, la información visual es estática y puede permanecer en el tiempo.
  • La autonomía, ya que las imágenes pueden ayudar a los alumnos a saber aquello que se espera de ellos (como, por ejemplo, lavarse las manos de forma independiente, recoger los juguetes, etc.)
Prestar especial atención en la forma de comunicarse con el alumno con TEA

Los alumnos con TEA, muestran dificultades en las habilidades pragmáticas del lenguaje, es decir, les cuesta adecuar su forma de comuni­carse en función de la situación, la persona con la que hablan y el contexto. Estas dificultades les impide comprender los distintos significa­dos que puede tener una misma palabra, en función de la situación, e incluso en función del tono de voz que utilice el interlocutor. Como consecuencia, presentan una percepción lite­ral del lenguaje, mostrando dificultades para comprender el sentido de las frases hechas, las metáforas, los chistes, las ironías, y los dobles sentidos, así como poder comprender los con­ceptos más abstractos de las distintas asigna­turas (matemáticas, física, gramática…). Ade­más, esta literalidad también les afecta en la comprensión de las lecturas, especialmente cuando es necesario que los alumnos deban in­ferir para poder dar una respuesta correcta.

Los docentes para facilitar su comprensión e in­teriorización de los aprendizajes pueden:

  • Utilizar un lenguaje claro y sencillo, con frases cortas y lo más concretas posible.
  • Evitar el uso de bromas y del lenguaje figurado, y en caso de utilizarlo, acompañarlo de una explicación para mejorar su comprensión.
  • Acompañar las explicaciones, de las distintas asignaturas, con materiales reales, concretos, y/o imágenes. Por ejemplo, en la lectura de un cuen­to se pueden utilizar marionetas u otros muñe­cos para poder escenificar la historia. También se pueden utilizar materiales audiovisuales para facilitar su atención y comprensión.
  • Dar la posibilidad de concretar los conceptos más abstractos. Por ejemplo, se puede utilizar un ába­co para enseñar algunos de los conceptos mate­máticos, aplicaciones que faciliten su concreción, o realizar experimentos con objetos reales para poder explicar las fórmulas.
  • Entrenar las comprensiones lectoras a través de guiones y ayudas visuales. Asimismo, tam­bién puede ser necesario ayudar a los alumnos a implementar las técnicas de estudio, como, por ejemplo, encontrar y subrayar las ideas principa­les del texto.
Ayudar a los alumnos con TEA a mejorar sus interacciones sociales

Las alteraciones en la pragmática del lenguaje descritas anteriormente también están relacionadas con las dificultades en su interacción social. Su percepción literal, les puede generar muchos obstáculos en sus relaciones, ya que, frecuentemente, pueden realizar malas interpretaciones de los comentarios y/o mensajes verbales que reciben por parte de los demás. A su vez, les cuesta iniciar conversaciones, o responder a compañeros y maestros de forma apropiada, les es muy difícil interpretar las señales no-verbales, mantener el contacto ocular y comprender los puntos de vista y los sentimientos de las otras personas. Además, debido a su pensamiento concreto, no entienden las mentiras piadosas, y pueden llegar a hacer comentarios ofensivos para los demás.

¿Qué prácticas sociales le ayudarán más en sus relaciones?

Saludar al iniciar un contac­to, al incorporarse a un gru­po…

  • Despedirse
  • Pedir ayuda cuando la nece­sitan
  • Disculparse al observar una emoción o reacción negativa del otro
  • Felicitar ante los logros y éxitos de los demás
  • Aprender a jugar

Los grupos de habilidades sociales diri­gidos a niños con TEA también están recomendados pues permiten la práctica de habilidades so­ciales entre sí y/o con com­pañeros y fomentan:

  • Estructura y previsibilidad
  • Convertir conceptos socia­les abstractos, como la amis­tad, en acciones más concre­tas
  • Autoconocimiento y autoes­tima
  • Oportunidades para gene­ralizar estas habilidades so­ciales y llevarlas más allá del grupo
Contemplar las reacciones sensoriales de los alumnos con TEA

Uno de los síntomas del Trastorno del Espectro Autista puede ser la Hiper- o hi-poreactividad a los estímulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno. Aun así, nos encontramos con que no existe un patrón claro en sus reacciones ante la información sensorial. Por ejemplo, tenemos algunos alumnos que se tapan rápidamente los oídos ante determinados sonidos (hiperreactividad o hipersensibilidad acústica), y otros a los que no les molesta en absoluto tener la música al máximo volumen y cerca del oído (hiporeactividad o hiposensibilidad acústica). Tenemos otros alumnos a los que les molestan muchas de las costuras de la ropa y necesitan vestir con ropa ancha (hiperreactividad o hipersensibilidad táctil), y otros que demuestran un gran e inusual interés por determinadas texturas con las que se pueden pasar horas jugando (interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno) e incluso, podemos tener alumnos que manifiesten una gran reacción de dolor ante un pequeño golpe (hiperreactividad o hipersensibilidad al dolor), y otros que se hayan hecho un esguince en el pie y ni lo hayan comunicado al adulto (hiporeactividad o hiposensibilidad al dolor).
Una vez más, esto significa que necesitaremos conocer el perfil sensorial de nuestro alumno en particular, para así individualizar las estrategias en función de sus necesidades y facilitar una relación adecuada entre él o ella y su entorno. Algunas de estas estrategias pueden ser:

  • Crear espacios tranquilos, evitando la estimulación visual, auditiva u otras.
  • Prevenir situaciones de agotamiento sensorial y programar pequeñas salidas del aula.
  • Ubicar al alumno en el aula, en función de su perfil sensorial. Por ejemplo, alejarlo de las ventanas, en el caso de hipersensibilidad lumínica.
  • Facilitar que el alumno pueda utilizar tapones y/o cascos aislantes en situaciones ruidosas, como por ejemplo el comedor escolar.
  • Trabajar de forma sistemática las aproximaciones progresivas a determinados estímulos. Por ejemplo, tocar o comer alimentos con distintas texturas.
Aceptar que el alumno con TEA aprende mejor sin error

Los alumnos con TEA, al tener alterada su re­gulación emocional, suelen frustrarse extre­madamente cuando se equivocan. Esta difi­cultad no les permite reflexionar tras el error y por lo tanto, aprender de este. En este caso, la prevención de estos errores podrá ser una buena herramienta para continuar motivando al alumno en las actividades de aprendizaje. El aprendizaje sin error es una estrategia de enseñanza que permite asegurar que el alumno va a poder responder a las tareas sin equivocarse. Lo más conveniente será ignorar el error y centrar­nos en la conducta correcta o la aproximación a esta. Por ejemplo, si le pedimos que guarde el juguete en la caja roja, pero lo hace en la azul le decimos “muy bien, has guardado el juguete en la caja”

Para poder favorecer el aprendizaje sin error en el colegio, podemos aplicar las siguientes estra­tegias:

  • Evitar trabajar las actividades y ejercicios a través de la metodología del ensayo-error. Se recomienda empezar mostrando la ejecución correcta de la tarea hasta llegar al resultado esperado. Posteriormente, enseñar de forma explícita la generalización a otros ejercicios si­milares, facilitándole la ayuda necesaria para evitar que el alumno se equivoque.
  • Preparar en el aula y de forma conjunta, los modelos de esquemas y resúmenes que necesi­tarán los estudiantes para estudiar.
  • Diseñar modelos de examen, con su respectiva resolución, y practicarlos conjuntamente en la clase y de forma previa al examen.
  • Debido a las dificultades que muestran para poder estructurar el tiempo, se recomienda el uso de instrucciones visuales para practicar los pasos que hay que realizar en la ejecución de un examen, así como especificar el tiempo que le pueden dedicar a cada pregunta. Además, se recomienda entrenar estrategias sobre qué ha­cer si no sabe responder a una de las preguntes.
Conocer el funcionamiento ejecutivo de nuestro alumno con TEApara ofrecerle estrategias metodológicas efectivas

Entre las funciones ejecutivas nos encontramos con la habilidad para inhibir y la habilidad para alter­nar la atención; la inhibición es la función que nos permite llevar a cabo una atención selecti­va, es decir, dejar de atender todos aquellos es­tímulos que en ese momento no son relevantes, y centrar nuestra atención en aquello que real­mente nos interesa. Por otro lado, la atención alternada nos permite cambiar y alternar ese foco atencional hacia otros estímulos que tam­bién necesitamos atender.

Para ayudar a mejorar la atención y el rendimiento de nuestros alumnos con TEA podemos:

  • Situarlo cerca nuestro para poderlo acompañar y apo­yar
  • Dirigirnos a menudo a él en primera persona
  • Evitar la sobrecarga de estí­mulos a su alrededor
  • Ofrecerle imágenes simples y concretas
  • Proporcionarle los mate­riales ordenados, clasifica­dos y etiquetados
  • Fraccionar las tareas largas
  • Mantener y practicar orden y rutinas (de salir y entrar en clase, lavarse las manos, el almuerzo…)
  • Anticipar los cambios y la entrega de tareas
  • Motivar y reforzar de forma continua su esfuerzo
Intervenir adecuadamente con el alumno con TEA también ante situaciones menos estructurades

Los alumnos con TEA habitualmente prefieren las rutinas y realizar las cosas de una misma manera para así evitar tener que adap­tarse a los cambios que se dan en el ambiente. En muchas ocasiones también les puede costar interrumpir una actividad o dejarla inacabada para poder seguir con la siguiente actividad y/o asignatura. En estos casos, los alumnos pueden manifestar dificultades para la gestión y auto­regulación de las emociones. Para poder preve­nir estas situaciones, es conveniente:

  • Intentar evitar la improvisación de activida­des, especialmente en los espacios menos es­tructurados.
  • Evaluar el perfil y las necesidades de estos alumnos antes de organizar celebraciones y nuevas actividades.
  • Anticipar y estructurar los cambios a través de un horario visual.
  • También se puede anticipar y estructurar al­guna actividad de su interés para las transicio­nes o los momentos que requieren de espera, como, por ejemplo, cuando le tienen que venir a recoger o cuando toca esperar para entrar al comedor.
  • Anticipar las normas de comportamiento en todos los contextos del entorno escolar.
  • Prevenir la posible carga sensorial.
  • Indicar al alumno para cada momento quien es su adulto referente, especialmente en las actividades menos estructuradas, al que poder dirigirse cuando tenga alguna dificultad, por ejemplo, cuando siente que empieza a angus­tiarse.
  • Realizar tutorías periódicas con el estudiante para supervisarlo y preocuparnos por sus necesidades.
  • Asegurarnos que todas las perso­nas que comparten momentos con el alumno disponen de la formación necesaria para aten­derlo adecuadamente.
  • En el caso de que el alumno re­ciba una intervención psicoló­gica fuera del entorno escolar, se recomienda la coordinación entre los profesionales para poder gene­ralizar las estrategias que se están trabajando.

*NOTA: Para evitar redundancia y complejidad en la lectura, y respetando los principios generales del Acuerdo sobre el uso no sexista de la lengua, utilizamos la forma no marcada del masculino con valor genérico (es decir, que las palabras «alumnos», «niños», «hijos», «profesores», etc., pueden designar también niñas, hijas, profesoras, etc.).

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