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TDAH

Definición y causas del TDAH

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad es un Trastorno del Neurodesarrollo de carácter neurobiológico originado en la infancia y que afecta a lo largo de la vida, que se caracteriza por la presencia de

Tres síntomas típicos:

Déficit de atención

Impulsividad

Hiperactividad motora y/o vocal

Tipos de presentaciones del TDAH

Se debe tener en cuenta que no todos los niños con este trastorno manifiestan los mismos síntomas y con la misma intensidad (pudiendo presentarse como leve, moderado o grave). En el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), publicado por la American Psychiatric Association en su  última versión, que se publicó en Mayo de 2013, se diferencian tres tipos de presentaciones del TDAH:

Presentación combinada

Presentación predominante
con falta de atención

Presentación predominante hiperactiva/ impulsiva

Según este mismo manual, para diagnosticar el TDAH en cualquiera de sus presentaciones es necesario que:

Diagnosticar TDAH en cualquiera de sus categorías

Según el DSM-5.

Algunos de los síntomas que causan alteraciones, estuvieran presentes antes de los 12 años.

Algunas alteraciones provocadas por los síntomas se presenten en dos o más ambientes (por ejemplo, en casa y en la escuela).

Debe haber pruebas claras de deterioro clínicamente significativo de la actividad social, académica o laboral, es decir de que los síntomas interfieren de forma significativa la vida de la persona.

Los síntomas no se producen exclusivamente durante el curso de la esquizofrenia o de otro trastorno psicótico y no se explican mejor por otro trastorno mental (por ejemplo, trastorno del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo, trastorno de la personalidad, intoxicación o abstinencia de sustancias).

El TDAH en el adulto

Durante muchos años se ha considerado que el TDAH es un trastorno exclusivamente de la infancia y de la adolescencia, aunque la realidad no es esta. Los síntomas y el impacto del TDAH en la mayoría de los casos se mantienen en la edad adulta, y en el caso de las mujeres, el diagnóstico de muchas de ellas suele establecerse a esta edad. 

Los síntomas del adulto con TDAH suelen ser diferentes al de los niños. La hiperactividad se hace menos visible y se transforma en una inquietud más interna y en una búsqueda de actividad o emoción constante. Los problemas de atención son probablemente los que más persisten; éstos acarrean dificultades a los adultos a la hora de llevar a cabo las tareas, gestionar su tiempo o ser organizados y consistentes.  Los síntomas impulsivos se mantienen en la mayoría de los casos, lo que conlleva a problemas en la vida familiar, social o laboral. Se observa en los adultos una mayor frecuencia de cambios laborales precipitados y constantes, rupturas sentimentales o conductas de riesgo, entre otras situaciones.

Qué causa el TDAH (etiología)

De acuerdo con los estudios realizados estos últimos años mediante técnicas de formación de imágenes (Resonancia magnética) es posible que en el TDAH exista un mal funcionamiento de ciertas zonas-regiones cerebrales. Los estudios sugieren la implicación de la zona prefrontal del cerebro, una zona del cerebelo y los ganglios de la base.

Estos hallazgos encajan con los estudios neuropsicológicos que demuestran que dichas zonas están estrechamente relacionadas con la detención o retraso de las respuestas automáticas (impulsivas) y con la regulación de la atención.

“Existen diferentes teorías que intentan explicar el origen del trastorno. Existe un consenso mayoritario en aceptar que es un trastorno de origen neurobiológico y muy probablemente de transmisión genética.”

La relación con la genética y por tanto con la herencia, se verifica en los estudios realizados con familiares de niños con TDAH

Entre los factores no genéticos relacionados con el TDAH como son los factores de riesgo perinatales (tabaco, alcohol, drogas consumidas durante el embarazo); las complicaciones en el momento del parto que dan lugar a lesiones cerebrales, especialmente en las zonas prefrontales y la exposición a altos niveles de plomo en la temprana infancia pueden juntos explicar sólo un 20%-30% de los casos de niños con TDAH. No parece existir ninguna evidencia científica que una dieta inadecuada contribuya al TDAH.

Los estudios sobre factores socioambientales

indican que éstos pueden influir en la mayor gravedad de
los síntomas, en el peor pronóstico del TDAH y en el
aumento del riesgo de presentar trastornos asociados
(trastornos emocionales, conductas inadecuadas,
dificultades de aprendizaje, etc.) pero raramente podemos
considerarlos como la causa que genera el trastorno.

Características

Las dificultades de atención y concentración

Las dificultades de atención pueden manifestarse en situaciones sociales, académicas o laborales.

Deben presentarse en una intensidad desadaptativa, durante un mínimo de 6 meses y en discordancia con el nivel de desarrollo del sujeto.
Estas dificultades, se traducen en:

Dificultad para establecer un orden en sus tareas o pequeñas responsabilidades en casa.

Le cuesta "ponerse en marcha" (para vestirse, hacer los deberes, tareas domésticas…), ya que se distrae fácilmente con estímulos irrelevantes.

Presenta problemas para mantener la atención hasta finalizar sus tareas y tiende a dejar una actividad por otra al poco rato de haberla empezado, dejando varias inacabadas.

Pierde u olvida cosas necesarias (agenda, abrigo, bufanda, cartera, juguetes…).

Parece no escuchar cuando se le habla, tiene dificultades para seguir la conversación adecuadamente, así como para seguir las normas de un juego o actividad propuesta, o para obedecer ya que no está atento cuando se da la orden.

A menudo olvida sus obligaciones cotidianas (cepillarse los dientes, recoger la ropa…).

Puede tener problemas para seleccionar lo que es más importante, comete errores por descuido en las tareas escolares, laborales u otras actividades, al no prestar suficiente atención a los detalles.

Dificultades para prestar atención a dos estímulos alternativos o simultáneos (por ejemplo escuchar y tomar notas al mismo tiempo…)

Con frecuencia evita o se resiste ante tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido y/o un grado de organización elevado.

Tienen problemas para demorar la gratificación y para resistirse a la distracción, se aburren más rápidamente con su trabajo y sienten una mayor atracción por los aspectos más gratificantes o divertidos sin finalizar lo verdaderamente importante.

“Cabe remarcar que la desmotivación por la tarea tiene su origen en una mayor dificultad para mantener su atención en ésta y no en la vaguería o la desgana”

En este sentido, se ha comprobado que el rendimiento de los sujetos con TDAH disminuye claramente ante tareas poco novedosas o repetitivas. Si la tarea es novedosa o retadora, el rendimiento inicial es bueno, deteriorándose a medida que se hace monótona y aumentando así la probabilidad de abandono.  

Cuando el síntoma predominante es el déficit de atención, es más difícil detectarlo, puesto que no se presentan en tan alto grado problemas de comportamiento. Con frecuencia estos estudiantes en la escuela son tildados de despistados, pasivos y desorganizados, no molestan en el aula pero tampoco aprenden, su rendimiento no resulta satisfactorio y a veces hay dudas sobre sus capacidades a pesar de que estas sean normales.

La impulsividad

La impulsividad equivale a una falta de autocontrol o incapacidad para inhibir la conducta, conllevando dificultades
para inhibir, parar, la respuesta espontánea. Tienen dificultades tanto para controlar su conducta como para
controlar sus emociones (por ejemplo, cuando se enfadan no controlan la rabia), así como para controlar sus
pensamientos (organizarlos, detenerlos o no expresarlos).

La impulsividad principalmente conlleva a las siguientes dificultades:

A menudo tiene dificultades
para pensar antes de actuar.

Se precipita en el habla diciendo
cosas en momentos poco
oportunos o respondiendo a
preguntas incluso antes de que
se le hayan acabado de formular.

Poco previsor, falta de
planificación (por ejemplo, se
pone a hacer sus tareas sin
disponer del material necesario).

Interrumpe o se inmiscuye a menudo en las conversaciones, juegos o actividades de los demás.

Se muestra impaciente, con
dificultades para aplazar la
gratificación inmediata.

Debido a todo ello, realizan comentarios fuera de lugar, tocan o se apropian de cosas que no deben, hacen payasadas,… Además muestran reacciones automáticas (no intencionales o premeditadas), de ira o rabia ante pequeñas frustraciones o situaciones que perciben como amenazas. Tienen muchas
dificultades para esperar, guardar turno en los juegos, mantener el orden en la cola para la comida o en el recreo,… y puede que se muestren quejosos si tienen que esperar y ante esto muestren un mal comportamiento. Cuando se les promete una actividad agradable, puede que insistan y la exijan antes de tiempo hasta agotar a los de su alrededor.

 

Estas dificultades que tienen su origen en la falta de autocontrol (impulsividad) hacen que la persona con TDAH parezca exigente y egocéntrica teniendo consecuencias negativas en su adaptación social, escolar y laboral.

Respecto a su rendimiento escolar o laboral, debido a la impulsividad, empiezan las tareas sin acabar de leer las instrucciones correctamente, deben controlar los impulsos para no abandonar una tarea aburrida y
para persistir en actividades cuya recompensa se haya a largo
plazo. Con frecuencia, cuando realizan tareas aburridas, emplean
el menor tiempo posible y parece que hacen el esfuerzo
necesario.

“La impulsividad puede dar lugar a pequeños accidentes (golpes, romper cosas…) así como a incurrir en situaciones altamente peligrosas por falta de consideración de los riesgos asociados”

La falta de control de impulsos explicaría en gran medida, porqué los adolescentes y adultos con TDAH tienen mayor riesgo de sufrir accidentes, beber alcohol, fumar y tomar sustancias ilegales, así como dificultades para
administrar el dinero.

La hiperactividad

La hiperactividad se define como actividad excesiva o inapropiada, ya sea motora (de movimiento) o vocal (hacer ruiditos constantemente con la boca, tararear…). Por actividad inapropiada se entiende por ejemplo moverse (aunque no sea en un grado muy intenso, pero si muy constante) en momentos que se requiere estar quieto. Se diferencia de la conducta simplemente «activa» que muestran algunos niños, jóvenes y adultos en el sentido de tratarse – en términos generales – de inquietud no dirigida a fines concretos y productivos, causando problemas de adaptación significativos al que padece el trastorno. Son ejemplos de movimiento no intencional; mover las piernas mientras se escribe, toquetear el vaso con la mano izquierda mientras que con la derecha se come etc. Son movimientos que no le sirven para la actividad que está ejecutando.

Las principales manifestaciones de hiperactividad son:

Movimiento frecuente de pies
y manos
 (balancear el pie, dar golpecitos con el lápiz o los dedos, jugar con pequeños
objetos…).

Se mueve con frecuencia en su asiento (cambiando de postura, balanceándose…) y a menudo se levanta en situaciones donde debería permanecer sentado.

Le cuesta entretenerse o dedicarse a actividades tranquilas  (acostumbran a tener preferencia por juegos y actividades movidas).

Con frecuencia va de un lugar a otro sin motivo aparente, a
veces corre o salta en situaciones poco apropiadas. En el adulto sobre
todo puede verbalizar sensación de inquietud interna a pesar de ser
capaz de estarse quieto.

Habla excesiva  (no pueden callar
en clase, en el cine…). Hacen
ruiditos con la boca o tarareo.

En muchos casos, a medida que el niño crece, la hiperactividad motriz en el aula se manifiesta por medio de excusas constantes para levantarse (enseñar la tarea al profesor, ir a buscar algo…) y exceso de actividad motriz fina (rascarse, cambiar la manera de estar sentado, jugar con el lápiz…) o vocal (hablar con el compañero,…).

En los adolescentes y adultos , los síntomas de hiperactividad adoptan la forma de dificultades para dedicarse a actividades de ocio tranquilas y sensación de inquietud interna. Es importante recordar que en el joven o adulto con TDAH puede suceder que no se observa ni detecta fácilmente la hiperactividad a pesar de
tener el trastorno.

En las niñas el grado de hiperactividad suele ser más ligero y manifestado a través de movimiento fino, no obstante, sigue siendo exagerado respecto a su sexo y edad.

“En los niños la hiperactividad es el sintoma más llamativo del trastorno (Que no significa que sea el más importante) y por el cual la mayoría de las veces los profesores alertan a los padres”

“Cuando la conducta hiperactiva es muy exagerada, puede interferir notablemente en el aprendizaje y en la adaptación escolar-social del niño con tdah. ¿cómo se puede seguir una clase si al mover las manos caen los lápices, al recogerlos golpea sin querer al compañero y este se enfada, se pelean… y esto ocurre constantemente?”

Prevalencia y pronóstico del TDAH

Según el DSM-5 (2014), la prevalencia del trastorno se sitúa en torno al 5% de niños en edad escolar y al 2,5% en la edad adulta.  Sin embargo, en recientes estudios epidemiológicos, se ha observado que la prevalencia en la población adulta se situaría más en torno al 3-4%. Estos resultados indican que el TDAH en los adultos también es una patología frecuente y que, debido a su inicio en la infancia, es de vital importancia la detección precoz sin esperar a que se produzca un fracaso escolar o una fractura de la convivencia familiar, con la frecuente afectación de la autoestima del niño o niña.

“En lo referente a la distribución por
sexos, hasta el momento los
diferentes estudios señalaban una
mayor incidencia del tdah en
varones, con una relación de entre
4/1 (4 varones por cada niña) en
población general y 9/1 en población clínica.”

No obstante, cabe señalar que hay menos estudios sobre niñas y mujeres hiperactivas, actualmente la mayoría de autores consideran que el TDAH está infradiagnosticado en ellas, puesto que presentan menos comportamientos perturbadores, que son los que interfieren la vida escolar y familiar y más preocupan a maestros y padres, y en cambio presentan más síntomas de humor/ansiedad que los chicos.

Diversos autores coinciden en considerar el TDAH como el trastorno psiquiátrico-psicológico más común de la infancia y de la adolescencia. Es la causa más frecuente de derivación a un centro de salud mental.

Cómo evoluciona el TDAH.
Pronóstico

“El pronóstico es variable en función de la gravedad de los síntomas y de los problemas y/o trastornos que puedan coexistir con el TDAH. un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado influirá de forma determinante en la evolución”

Además de esto, cabe señalar que las manifestaciones del TDAH cambian con la edad. 

En términos generales, se puede afirmar que en muchos sujetos el exceso de actividad motora y/o vocal se reduce significativamente a medida que avanza la adolescencia y durante la vida adulta. No obstante, según Barkley (1995), más del 80% de los niños que han sido diagnosticados de TDAH en la edad escolar, continuarán presentando el trastorno en la adolescencia y entre el 30 y el 65% lo presentarán también en la vida adulta.

Múltiples factores como una baja gravedad de los síntomas durante la infancia, recibir el tratamiento y supervisión adecuados, el nivel general de inteligencia, historia familiar de TDAH, adversidad psicosocial y comorbilidad con otros trastornos están implicados en el pronóstico y la evolución de estos pacientes.

Diagnóstico del TDAH

El diagnóstico debe realizarlo preferentemente un equipo multidisciplinar del ámbito de la salud mental con conocimientos sobre el TDAH. Los padres y profesores habitualmente detectan problemas y los profesionales establecen el diagnóstico.

Fundamentalmente, el diagnóstico se basa en una evaluación a nivel médico, psicológico y pedagógico orientada respectivamente a determinar las condiciones físicas del niño, su estado emocional, sus capacidades y su nivel de aprendizaje.

“La detección precoz, así como un diagnóstico e intervención adecuados, serán fundamentales para la prevención o manejo de los problemas asociados al trastorno,
determinando en gran medida la evolución de este.”

El diagnóstico del TDAH puede ser
dificultoso por la presencia de
comorbilidad
(presencia simultánea de
otros trastornos)

El diagnóstico del TDAH puede ser dificultoso por la presencia de comorbilidad (presencia simultánea de otros trastornos).

Para su realización se necesitará información de los padres, de los profesores y del propio niño y es importante utilizar diferentes instrumentos diagnósticos como cuestionarios, entrevistas clínicas, pruebas y si es posible la observación directa del niño en la misma escuela. Actualmente, no existen pruebas ni biológicas ni  sicológicas que establezcan el diagnóstico, éste se establece por criterio clínico, pero los instrumentos de evaluación complementan y aportan información fundamental para el profesional que debe establecer el diagnóstico.

“Hay sujetos con dificultades en la capacidad atencional y de autocontrol que no implicarán deterioro en su vida académica, social o familiar y por tanto no podrán ser diagnosticados como tdah, serán niños/as con problemas o dificultades en las áreas de atención y autocontrol.”

Trastornos del Neurodesarrollo

El TDAH se clasifica dentro de los Trastornos del Neurodesarrollo. Principalmente, el diagnóstico se basará en el cumplimiento de los criterios del DSM-5, que son los criterios diagnósticos establecidos por la Academia Americana de Psiquiatría (2014) o del CIE-10 (1992), los reconocidos y establecidos por la OMS. Ambas clasificaciones están reconocidas internacionalmente. En el DSM-5 se contempla
el diagnóstico de TDAH en adultos incluyendo por primera vez entre los criterios diagnósticos indicaciones específicas para edades adultas.

“Una evaluación completa del sujeto aportará información fundamental no sólo para establecer el diagnóstico sino para diseñar el mejor plan terapéutico, adaptándolo e individualizándolo para cada caso.”

La edad «ideal» para acudir al profesional, dependerá de las características de cada caso. En principio, siempre que se observan problemas en el funcionamiento cotidiano respecto a lo esperable por su edad de desarrollo, o si es un niño al que no se consigue manejar educativamente está justificada la consulta con un profesional. En el caso de los adultos siempre que éste manifieste síntomas que le generen disfunción en su vida diaria.

Desde Fundación Adana un grupo multidisciplinar de profesionales, con una formación específica y una larga experiencia en el TDAH, lleva a cabo el proceso diagnóstico completo y ofrece planes terapéuticos individualizados a cada niño, joven o adulto. En Adana cada paciente y su familia dispondrá de su profesional de referencia que le acompañará durante todo el proceso de evaluación y posterior tratamiento.

Tratamiento del TDAH

Las Guías de Práctica Clínica, nacionales e internaciones, y basadas en la evidencia científica recomiendan el Tratamiento Multimodal para el TDAH, en el que obligadamente deberán estar implicados los profesionales clínicos, los maestros o profesores, la familia y el propio sujeto que tiene TDAH. Para llevar a cabo este tratamiento se requieren de distintas intervenciones, siempre bajo un plan terapéutico personalizado e individualizado:

Intervención psicológica

Intervención educativa o escolar

Intervención farmacológica

Se considera imprescindible para el
abordaje del TDAH la necesidad de una
cooperación estrecha entre padres,
pacientes, y escuela, actuando el
profesional clínico como el coordinador del
plan terapéutico.

Es importante destacar que al tratarse de un trastorno crónico de curso longevo va a ser necesario continuos planteamientos terapéuticos ante situaciones problemáticas de nueva aparición. Por lo tanto el plan terapéutico deberá individualizarse de acuerdo a síntomas y a objetivos concretos (M.García- Giral y R. Nicolau, 2001).

El Tratamiento Multimodal del TDAH incluye:

Entrenamiento a
padres.

Intervención escolar o psicopedagógica.

Intervención psicológica cognitivo-conductual.

Intervención
farmacológica.

Intervención con el adulto con TDAH

Los tratamientos empleados en adultos son los mismos que los utilizados para tratar el TDAH en la infancia.

Los tratamientos psicológicos, como la terapia cognitivo-conductual o el coaching llevado a cabo por un profesional de la psicología, han demostrado ser eficaces en los adultos. Son especialmente eficaces los abordajes que estimulen los puntos fuertes del individuo y el empleo de refuerzos positivos. Además, todo aquello que ayude a mantener una estructura y a realizar un seguimiento personalizado conociendo las dificultades que origina el TDAH será de gran ayuda para los adultos.

En Adana las familias tras un proceso de valoración reciben un Plan Terapéutico Individualizado (PTI) que recoge de forma detallada el perfil de cada niño o joven (con sus habilidades o estilos de aprendizaje, habilidades de comunicación y sociabilización, su salud emocional, etc) y la propuesta terapéutica que se considera más apropiada para él.

En la misma fundación las personas con TDAH sean niños, jóvenes o adultos, disponen del tratamiento y de los recursos necesarios para llevarlo a cabo, siempre acompañados, asesorados y supervisados por su profesional de referencia y siguiendo su Plan Terapéutico Individualizado.

Sugerencias

Algunas pautas para las familias:

Empiece por obtener
un diagnóstico

Por parte de profesionales especializados; que descarte otras posibles causas que puedan provocar los mismos síntomas que el TDAH.

Solicite un tratamiento
multimodal

Donde se valorará la necesidad de aplicar el tratamiento psicológico, escolar o educativo y farmacológico.

El trastorno tiene
carácter crónico

El tratamiento persigue conseguir una buena adaptación social, académica y familiar, el curso del TDAH es variable por lo tanto se encontrará con épocas buenas y con otras muy malas; ¡nunca abandone el tratamiento!

No pretenda solucionar
todos los problemas
diarios a la vez

Marque un solo objetivo a conseguir
(como, por ejemplo, que el niño se
vista solo por la mañana).

Marque objetivos de
conducta realistas

Evite comparar lo que el niño es
capaz de hacer con las posibilidades
de otros niños. Aumente el grado de
dificultad progresivamente.

No centre las conversaciones con el niño/adolescente en torno a su comportamiento o sus resultados académicos.
El niño/adolescente necesita saber que usted se interesa por lo que hace y siente.

Asegúrese de que le
escucha cuando le
habla

Mirándole a los ojos, con mucha
proximidad física (a medio metro de
distancia).

Siempre mostrará mayor interés en hacer lo que se le pide si obtiene reconocimiento
O algún privilegio a cambio de su esfuerzo.
Si utiliza el castigo más a menudo que el premio corre el riesgo de que éste pierda su eficacia
Y deba recurrir a castigos cada vez peores.
Evite prestar atención a conductas negativas y fíjese más en conductas positivas

Mejorará la relación familiar y evitará un
exceso de castigo.

Evite conflictos programando actividades adecuadas a sus posibilidades de control
Por ejemplo, con un niño con TDAH pequeño (hasta 12 años) no es apropiado planificar una comida de 2 horas en un restaurante o una tarde (4 horas) en un hipermercado. ¡¡Seguro que tendrá problemas!!

Debe favorecer que el ambiente que rodea al niño sea ordenado

Y organizado en cuanto a los horarios o rutina diaria.
El niño con TDAH requiere mayor supervisión de las tareas escolares
Pero cuando ésta representa un conflicto entre padres y niño, es aconsejable delegarla a un profesional.
Mantenga entrevistas frecuentes con el tutor para valorar la evolución del niño
Y buscar soluciones a los problemas que puedan presentarse.

Asistir a reuniones de
padres o a cursos para
padres

Puede ser de gran ayuda, ya que se encuentra soporte, comprensión y posibles soluciones.

Algunas pautas para los maestros y profesores

La información es el primer paso 

Para la comprensión y la formación.
El maestro/profesor puede detectar niños/adolescentes con dificultades en atención y autocontrol que requieran ser evaluados
El diagnóstico en cambio lo establecen los profesionales de la salud, anime a los padres a conseguir esta evaluación.
Previo permiso de los padres póngase en contacto con el profesional que ellos han escogido
Colabore, dele información sobre el comportamiento del niño en el aula.
El maestro/profesor describe el comportamiento y el rendimiento académico y el profesional médico

Es quién decide si aplicar o no psicofármacos.

Recuerde que el alumno con TDAH no es un niño problemático

Sino un niño con problemas.

Procure un ambiente tranquilo
Ordenado y sin demasiados cambios (o si los hay: anticípelos). La estabilidad les ayuda.

Evite etiquetas

«pasota», «gandul»… ya que pueden ocasionar que el alumno acabe asumiendo este rol.
Cuente con el niño con TDAH para realizar trabajos que supongan actividad motora
Enviar encargos a otros profesores, repartir papeles entre los compañeros, borrar la pizarra…
Si se generan problemas de rechazo con los compañeros o amigos dedíquele una pequeña charla
Tranquilamente, explicándole qué sentimientos pueden tener los otros frente a su comportamiento y hablen conjuntamente de las posibles soluciones. La calidad de las relaciones con los compañeros es de gran importancia para la autoestima del niño/adolescente.

Los niños con TDAH tienen muchos aspectos positivos

Pensamiento rápido, intuición, sinceridad, creatividad, gran expresividad afectiva, que deben ser potenciados y valorados.
No ridiculice al alumno 
Frente a sus compañeros.
La supervisión es una buena herramienta
Para ayudar al niño con TDAH a seguir el ritmo del aula.

• NOTA: Para evitar redundancia y complejidad en la lectura, y respetando los principios generales del Acuerdo sobre el uso no sexista de la lengua, utilizamos la forma no marcada del masculino con valor genérico (es decir, que las palabras «alumnos», «niños», «hijos», «profesores», etc., pueden designar también niñas, hijas, profesoras, etc.).

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Entrenamiento a padres.

Consiste en formar a los padres para que reconozcan los comportamientos propios del trastorno y aprendan estrategias para controlar las conductas perturbadoras y potenciar las conductas adecuadas y positivas.

Esta intervención con las familias puede aplicarse individual o grupalmente. La aplicación grupal ofrece ventajas tales como: menor coste, ayuda a los progenitores a relativizar o ubicar los problemas de su hijo al contrastarlos con los de otras familias, recibir ayuda mutuamente y compartir las dificultades.

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Intervención farmacológica

La intervención farmacológica, cuando se hace necesaria, debe ser decidida y conducida por un profesional de la medicina, preferiblemente experto en el TDAH. Es este profesional quién tiene que resolver las dudas de los padres respecto el fármaco o fármacos prescritos y es quién tiene la potestad para decidir cambios en los mismos. Los maestros y padres comentarán con el doctor los cambios de comportamiento o rendimiento que observen, así como los posibles efectos secundarios que pudieran darse y será el profesional médico el que decidirá.

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